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ALÉM GUADIANA

Associação Além Guadiana (língua e cultura portuguesas em Olivença): Antigo Terreiro de Santo António, 13. E-06100 OLIVENÇA (Badajoz) / alemguadiana@hotmail.com / alemguadiana.com

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Pernil no forno de Santa Eulália (Elvas) no "Hoy"

AG, 22.05.16

 El codillo de Santa Eulália

Codillo o pernil no forno, con salsa y patatas fritas, servido el pasado sábado en el restaurante Juvenil de Santa Eulália. :: E.R.

En la casa de comidas Juvenil de esta fregresía de Elvas sirven platos suculentos y baratos

J. R. Alonso de la Torre
@JRAdelatorre
elvas

14 febrero 201501:34

100

Hace un par de semanas, una lectora de Badajoz me envió un mensaje privado por Facebook pidiéndome que le recomendara algunos restaurantes y taperías de Cáceres. Quería sorprender a su marido en su 60 cumpleaños. Debió de conseguirlo porque, a la vuelta, tras agradecerme las recomendaciones, correspondió desvelándome uno de sus restaurantes portugueses secretos: cierta casa de comidas, cercana a la frontera, de precio irrisorio y cocina rotunda. Me habló, en fin, del restaurante rayano donde, en su opinión, ponen el mejor codillo de cerdo.

 

Los consejos de los lectores son sagrados, así que el pasado sábado cogí el coche y me dispuse a seguir las recomendaciones de la amable señora de Badajoz. El restaurante propuesto se llamaba Juvenil y estaba en Santa Eulália, una fregresía perteneciente a la Cámara Municipal de Elvas.

A Santa Eulália se llega desde Badajoz por la autovía de Lisboa. Hay que pasar de largo por las salidas a Elvas Este y a Campo Maior y Portalegre. En la siguiente salida, un cartel indica claramente: Santa Eulália. Se toma esa desviación y, tras unos 10 kilómetros de carretera decente, se llega al pueblo, no sin antes cruzar São Vicente, con su restaurante Pompílio.

Santa Eulália tiene una de las plazas de toros más antiguas de Portugal (la decana es la de Sousel). Dejamos atrás el coso taurino y seguimos conduciendo hasta llegar a un cruce de carreteras. Justo ahí se encuentra el Juvenil. Es fácil aparcar por la zona. Al empujar la puerta principal, varios jubilados, que toman el sol en la placita, nos avisan de que es preciso dar la vuelta porque al Juvenil se accede por su parte trasera.

El Juvenil (en el recibo de la comida se llamará O Goleta) es una casa de comidas sencilla con una barra pequeña, siete mesas cuádruples dispuestas para que los clientes coman holgadamente y una tele siempre encendida, con un volumen considerable y conectada con la cadena que emita en ese momento el programa más bizarro.

El jefe, que según el ticket se llama José Antonio, se acerca sin ceremonias, pero con eficacia y ofrece un quesito maduro de oveja (1.50 euros), que merece la pena. Trae el pan, esponjoso y decente, y la bebida. Las mesas se van ocupando por portugueses y por un grupo de españoles y portugueses que deben de trabajar en alguna finca de la zona.

Acabado el entrante, el jefe se acerca y nos relata la carta mientras en la televisión copulan dos rinocerontes con el natural regocijo de la clientela. A cada embate de los paquidermos, el señor nos recomienda un plato: bacalhau dourado (8 euros), bacalhau cebolada (8), pernil no forno (9), febras (filetes de cerdo) á casa (7.50), lombo no forno (7.50), vitela (ternera) estofada (7.50), moelas (mollejas) em tomate (7.50), feijoada (judías con arroz y carne) (7.50). Al acabar la relación, los rinocerontes están tan exhaustos como el jefe. Y la parroquia parece a punto de prorrumpir en aplausos. Son cosas que solo pueden suceder en estas fregresías aletejanas, tan lejanas, tan cercanas.

Los platos llevan una guarnición abundante de patatas fritas. Pedimos el pernil, pero rogando que sea pequeño, y el lomo al horno, que nos promete que será media dosis.

Y no nos engaña, media dosis nos cobrará (5 euros), pero si aquello (12 filetes en salsa, eso sí, finitos) era media ración, no me imagino cómo será la dosis entera. Mi pernil o codillo (admírenlo en la foto) era un espectacular pedazo de pierna de cerdo con salsa y patatas fritas del que tuve que dejar la mitad. De postre, nos ofreció tarta de galletas, tarta molotof y una digestiva piña (1.20), que fue lo que pedimos. Rechazamos un chupito al que invitaba, pero admitimos como digestivo eficaz la recomendación final de un parroquiano: «Caminen un poquito o hagan como los rinocerontes».

http://www.hoy.es/sociedad/201502/14/codillo-santa-eulalia-20150214001332-v.html